11 de diciembre de 2010

Excavaciones.

Las excavaciones del Vesubio.

La primera persona que excavó las ruinas de Pompeya fue un militar de Zaragoza, llamado José Joaquín de Alcubierre. En el año 1748, Joaquín intentó entrar con su equipo la capa de lava que cubría a Herculano. Más tarde desvió sus investigaciones hacia Pompeya, y Carlos III, el Rey en ese año, lo apoyó con mucho entusiasmo. Sus excavaciones duraron 32 años, en los cuales destapó los edificios más importante de la ciudad. Pese a esto, fue muy criticado por su durísimas persecuciones y condenas a los ladrones de arte que entraban en la excavación.
En el año 1863 el arqueólogo Giuseppe Fiorelli inventó un método para conservar los cuerpos de los habitantes de Pompeya: Cuando el arqueólogo está excavando, se da cuenta que hay una cavidad, en cuyo interior se encuentran restos humanos con su forma natural; entonces, por el agujero derrama yeso líquido. Como esta cavidad conserva la forma original del cuerpo, al solidificarse el yeso queda con la forma del cuerpo, como la foto que vemos en la parte superior. Algunas de estas figuras se exponen en el museo construido en Pompeya, cerca de Porta Marina, una de las ocho puertas de la ciudad.
En 1912, en una calle que unía la strada dell' Abbondanza con el anfiteatro se encontraron varias casas, cada una con un balcón en el primer piso, de 6 m de largo por 1,5 m de ancho. Los ataques aéreos durante la II Guerra Mundial dañaron gravemente algunas de las ruinas que han sido restauradas. Continuamente se realizan más excavaciones. Aún queda una cuarta parte de la ciudad sin excavar, y la mayor parte de la zona continúa sepultada por tierra amontonada durante las excavaciones más antiguas.
Entre los aspectos más importantes de los descubrimientos destaca el grado de conservación extraordinario de los objetos encontrados. La lluvia de cenizas húmedas que acompañó a la erupción formó un sello hermético sobre la ciudad, conservando muchas estructuras públicas, templos, teatros, termas, tiendas y casas particulares. Además, entre las ruinas se encontraron los restos de más de 2.000 víctimas del desastre, incluidos varios gladiadores encadenados para que no se escaparan o se suicidaran. Las cenizas, mezcladas con la lluvia, se depositaron alrededor de los cuerpos, tomando su forma y éstos se conservaron aún después de que se convirtieran en cenizas

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